CUIDADO CON CONTAMINAR LO QUE DIOS NOS HA DADO

"Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad". (Jeremías 2:7)

La gracia de Dios es quien nos saca de la esclavitud de la carne, nos limpia con su palabra y con su sangre lava todos nuestros pecados. Jesús lo prometió al decir que había venido para que tengamos vida y vida en abundancia. Ahora bien, ¿En qué consiste la abundancia de Dios? Creo no es precisamente la que se refiere a los bienes terrenales pues la vida del hombre no consiste en esto, aunque si Dios lo desea puede darnos esas cosas. Pienso que el Señor está más interesado en nuestro avance espiritual y si es necesario permitirá que pasemos por pruebas o carencias materiales para ayudarnos a depender de él y así madurar y fortalecer nuestra fe.
El pretendido evangelio de la prosperidad daña seriamente este principio induciendo al hombre a negociar con Dios sus bendiciones. Pablo ya lo había advertido que raíz de todos los males es el amor al dinero, “el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe…” (1 Tim. 6:10).
Sin embargo, el verso en mención alude a la extrema ingratitud de un pueblo el cual Dios había liberado. Ellos recibieron lo prometido, abundancia de bienes y protección de sus enemigos, pero cual hijo rebelde manchó con sus pecados la heredad y convirtió sus bendiciones en maldiciones. Cuántos creyentes han caído en las garras del mundo y aún siguen siendo devorados por el león rugiente, envueltos en vicios y pecados que no hacen más que retrasar su progreso espiritual.
Por eso, el cristiano de hoy debe seguir conservándose limpio, puro y sin mancha, debe cuidar del templo de Dios que es su cuerpo y someterlo a una disciplina espiritual por la Palabra. No caigamos en los pecados del tiempo antiguo, no hagamos abominable la heredad del Señor que ahora vive en nosotros, más bien por su misericordia, debemos presentarnos en sacrificio vivo, santo, agradable y que este sea nuestro culto racional.