LA NOVIA DURMIENTE

Hay una triste realidad en las iglesias. Muchos creyentes no están caminando bien con Dios, han dejado atrás su primer amor y viven un evangelio a gusto y conveniencia. Quizás olvidaron lo que significa «obediencia», pues toman la libertad en Cristo como pretexto para pecar. Incluso son un peligro espiritual para los santos, sin contar que su desamor infecta a los nuevos discípulos.
Otros, envueltos en capullo religioso, de esos que no recogen sino desparraman, creen estar firmes y se resisten a corregir su porte fariseo. Estos son como fieras ondas del mar que espuman confusión, asisten a los cultos e incluso sirven a la obra del Señor, pero se han olvidado del Señor de la obra. Solamente quieren ser vistos y reconocidos mostrando siempre el dedo acusador a los que intentan vivir en la gracia.
Por otro lado, hay hermanos que disponen de tiempo, preparación, capacidad y dones, pero no tienen interés en servir a su Señor. Prefieren alzar las manos y cantar «usa mi vida...usa mi vida», para luego calentar la banca y ser meros espectadores de los que siembran y cosechan. Es que su gélido corazón no les permite remangar sus ganas y balbucean excusas para calmar su conciencia. Su alma legañosa no entiende que está llamado a ser siervo de Dios y no de sí mismo. Alguien dijo: «El hombre que sólo posee una religión de forma, no sirve a Cristo, ni es guiado por el Espíritu Santo, es como la sal que ha perdido su sabor».
También es lamentable ver iglesias complacientes que permiten que el templo se convierta en salón de tertulias, pasatiempos y hasta en lugar de citas amorosas o para arreglar negocios seculares en vez de tenerlo para casa de oración y culto espiritual. No es novedad ver que al iniciar un servicio muchos llegan tarde, conversan o hacen bromas, mostrando total irreverencia y dando un pésimo ejemplo a las visitas.
Todo esto es demasiado serio para dejarlo así. No basta hacer una profesión de fe a Cristo, sino debemos tener el vivo deseo de servirle tomando una vida cristiana activa, ardiente y santa. Tal vez no hagamos cosas malas, pero se está perdiendo el celo que nos consuma y el fervor en las cosas del Señor. ¿Acaso el diablo está ganando terreno engañando aún a los escogidos de Dios?


¿A DÓNDE VAS, JONÁS?

Lo que hizo Jonás es el mejor ejemplo de una iglesia que huye, duerme y es avergonzada por el mundo. Es por todos conocida su historia. No obstante, su primera aparición en las Escrituras fue grandiosa, eficaz y acaso envidiada por algún profeta. Vemos que en 2 Reyes 14.25, es identificado como el varón que profetizó durante los días del rey Jeroboam II, diciendo que Israel tomaría posesión del territorio de Siria que tradicionalmente era parte de la tierra prometida. Este mensaje le dio fama y popularidad. Imagina a todo el pueblo saludarlo y darle la palmadita de aprobación. ¡Ah... qué bueno es anunciar cosas agradables!
Pero cuando Dios llamó a Jonás para pregonar contra la ciudad de Nínive, capital del Imperio Asirio, el profeta se rebeló. ¡Qué cosa...! -arguyó Jonás-, «si la ciudad de Nínive va a ser destruida, pues que mueran esos paganos.» Empero, la historia nos dice que los asirios eran crueles y despiadados, que no les importaba sepultar vivos a sus enemigos, desollarlos o ensartarlos en postes afilados a pleno sol.
Sin embargo el plan de Dios era que esa gente se arrepienta, y por eso envió a este profeta cuyo nombre significa «paloma». Más a esta avecilla sólo le gustaba volar por campos floridos, predicar lo fácil y bonito por lo que esta misión le era fastidiosa.
Hay razón para cotejar a Jonás con el típico cristiano moderno que ve a un mundo embarrado de pecados, pero que prefiere fruncir el ceño y dejarle a otro la faena. Sólo bosteza y se sienta debajo de su calabacera esperando ver el fuego del juicio de Dios. Como a muchos, a él no le importa la gente, ¡que se vayan al infierno! proclama en su hedionda falta de misericordia. Son como Jacobo y Juan quienes al ser rechazados en Samaria, quisieron ver a esa gente como chicharrón para camote. Más Jesús les reprendió diciéndoles «Vosotros no sabéis de qué espíritu sois; porque el Hijo del Hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas».

LA NOVIA ESCONDIDA

He aquí Jonás es la iglesia que se esconde, huye y se lava las manos. Él descendió a Jope, descendió a las entrañas de la nave, descendió al mar y al vientre del gran pez. La desobediencia siempre nos lleva hacia abajo. Así que no pienses que tu dejadez es comprensible, pues aunque todo te dé resultados, eso no quiere decir que Dios se regocija en tí. Oye bien creyente rebelde, porque a Jonás el barco parecía esperarle y tenía el dinero para pagar el pasaje. ¡El varón estaba tan tranquilo que incluso se echó a dormir en medio de la tormenta!
El no sentirnos culpables no siempre es señal de que estamos actuando bien. Como uno puede negar la realidad, no podemos medir la obediencia por lo que sentimos. Por eso es importante que nos comparemos con las normas divinas. Porque mientras Jonás estaba huyendo de Dios, la conciencia no le molestaba. Por tanto, examínate y evalúa cuán solícito eres para con Dios. Sí, ya sé que te ama sin condiciones y que no te hará más salvo servirle, pero al menos dígnate en hacerlo sonreír.

LA NOVIA QUE DUERME

Jonás también es la iglesia durmiente. Como muchos que se refugian en el sótano del mundo, bostezan y cierran los ojos. Les parece cosa ligera el mandato de Cristo de predicar el evangelio a toda criatura.
Porque fuera de tu aureola hay un mundo que se ahoga, como esos pobres tripulantes que estaban desesperados, ultimando recursos y luchando con mucho esfuerzo por mantenerse a flote. Más viendo al holgazán le increparon: «¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos».
¡Qué vergüenza Jonás! Tú que eres ministro de Dios, que tienes su palabra en tu corazón y fuiste salvo por gracia, ahora... ¡Te das el gusto de dormir! Tú que miras cómo los incrédulos se angustian y tratan de salir adelante en las tormentas de su vida; claman a otros dioses, unidos aún en su error, te atreves a ser peor que ellos.
Por eso no pierdas la visión de los que aún están en tinieblas y viven sin Dios y sin Cristo. Unete a un ministerio y proclama su amor, su perdón y salvación. No te engañes, ni inventes pretextos para no cumplir con la gran comisión.

LA NOVIA AVERGONZADA

No esperes que el mundo te avergüence y te grite: ¿Qué tienes, dormilón?... Mira como estamos, muertos espiritualmente, trabajados, cansados, sin esperanza y aún pecando y haciendo pecar. Te vemos ir a la iglesia, que cargas tu Biblia y nos miras de reojo; pero no nos dices cómo salvarnos, ni das testimonio de lo que Jesús hizo por tí...¡sólo sonríes, saludas y callas...!
Veamos un momento a Pablo. El apóstol era enviado en un barco a Roma, no como ilustre visitante sino encadenado por «transtornar el mundo». Era un rehén para la gente, pero un liberto para Cristo. El relato dice que una fuerte tempestad en altamar hizo perder toda esperanza de vida en la nave. Los tripulantes estaban asustados, morirían ya sea ahogados o por falta de alimento. Más el pequeño varón de Dios estaba con ellos y les ayudaba en medio de su tribulación, animándoles, exhortando a no dejarse vencer. ¿Y sabes por qué? Porque Pablo tenía amor en su corazón. Quería ver a sus enemigos salvarse no sólo de ese incidente sino del poder de las tinieblas. Tenía la misma misericordia con la que Cristo un día le había aceptado. «No se desanimen - decía-, porque ninguno de ustedes morirá... anímense, porque tengo confianza en Dios...»

¡ DESPIERTA CRISTIANO !

Hermano, sabes muy bien que un avivamiento hará que los hogares cristianos sean llenos del Espíritu Santo y tus vecinos se darán cuenta de ello, porque un incendio llama la atención de la gente. Ora y pídele al Padre que encienda tu pasión por compartir la palabra, no importa que te digan loco, mejor aún porque agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.
Recuerda que el corazón de un hijo de Dios puede ser una tumba o un templo vivo; puede ser tierra fértil o tierra estéril. Así que vigoriza tu fe y vida cristiana, ya que es claro que soplan fuertes vientos de doctrinas falsas y erróneas. Hay corrientes de ideologías materialistas, socializantes y humanistas, nuevos evangelios que quieren movernos de la Roca. Así que si deseas que tus sueños de paz se hagan realidad... ¡Levántate dormilón!

No hay comentarios: