SACRIFICIO NO QUISISTE

“Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio”. (40:16)

El Líbano es una cadena de montañas situada a lo largo de la costa de Siria, al norte de Palestina. En la antigüedad el Líbano fue célebre por su enorme riqueza forestal. Sus finos cedros, cuya madera se empleaba en múltiples trabajos, se explotaron para el comercio. También se sacó del Líbano la madera para el segundo templo de Jerusalén.

Sin embargo, a Dios no le basta toda la madera de este lugar. Tampoco sus animales para el sacrificio. Menudo problema para el hombre que quiera satisfacer por su cuenta a un Dios exigente, pues escrito está: "sacrificio y ofrenda no quisiste…"
Pero hubo un solo hombre que dijo: "He aquí que vengo oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí". ¡Gloria a Jesucristo! El es nuestra esperanza, el único que pudo satisfacer la justicia del Padre, el único que se dio asimismo para llevarnos a Dios.

Por lo tanto, ya no andemos tras la madera del Líbano tratando de impresionar a Dios, sino refugiémonos en la cruz de Cristo, madero que pasó por el fuego del juicio del pecado que el Cordero sin mancha tomó en favor nuestro. Porque nada de lo que el hombre haga es suficiente para Dios, sólo Cristo es la única ofrenda que se ofreció a sí mismo una vez y para siempre, quien limpia nuestras conciencias de obras muertas para que sirvamos al Dios vivo.

No hay comentarios: