
Es cierto que todos los que quieran llevar una vida piadosa en unión con Jesús sufrirán persecución. Este acoso puede ser tanto literal como sucede con los cristianos en los países árabes o también espiritual como se vive en todas partes. La pornografía, el alcohol, las drogas, las tentaciones de todo tipo, son algunas de las armas que Satanás usa para hostigar a los hijos de luz y así hacerlos caer.
El sistema pelea contra nosotros, los amigos también, nuestra propia familia quizás, lo cierto es que esta batalla no da tregua ni ventajas y sobretodo busca sorprendernos con la guardia baja. Personalmente, es increíble cómo el enemigo me tienta con dinero que encuentro en mi centro de labores, ya sea en el piso o en el estante que la administradora descuida. Y casualmente me hallo pasando por un momento de mucha necesidad económica, con un sueldo que no me alcanza y amenaza con mermar. ¡Más mi fortaleza y mi cántico está en el Dios verdadero! ¿A quién tengo yo en los cielos si no es a mi Señor? Por eso seguiré sirviendo, seguiré diezmando y aunque se levanten 100 contra mí, Dios me protegerá y cual buen pastor me dará todo lo que realmente necesito.
Me alienta pensar que cuando Jesús colgaba de la cruz lo hacía pensando en mí y con los ojos puestos en lo que había de venir después, esto es la gloria. Entonces, él ya me dio la victoria, mi ciudadanía está fuera de este mundo, ya no le debo nada al diablo y soy lo que soy por la gracia de Dios. Y pelearán contra mí y aún mi propia concupiscencia tratará de engañarme, pero el Espíritu Santo me ayudará, me dará consuelo y aún las armas para defenderme. Y es que a la verdad, el ser discípulo de Cristo cuesta mucho, por algo el camino es estrecho, pero fiel es el que prometió. Por lo cual así mismo padezco esto, pero no me avergüenzo; porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario