TESTIGOS DE JESUS

“Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios". (43:12)

En términos jurídicos, el testigo es una figura procesal
. Es la persona que declara voluntariamente ante un tribunal sobre hechos que son importantes para la resolución de un asunto sometido a juicio. Dicha declaración recibe el nombre de testimonio y se puede dar siendo testigo presencial o no presencial, que es aquel que declara sobre algo que ha oído o le han contado.
Ahora bien, poniendo esto en el plano espiritual, vemos que el mundo es como un gran tribunal que continuamente somete a insano juicio la palabra de Dios. Es más, aún los que lideran muchos grupos religiosos tuercen, ponen, quitan, malinterpretan y toman las Escrituras a su insulso antojo.


No hay que ser muy perspicaces para darnos cuenta las intenciones de muchos que buscaban a Jesús con el propósito de hallarle alguna falla y acusarle, pues él mismo había testificado de ellos diciendo que sus obras eran malas. Hoy en día, millones de personas demuestran con sus acciones total ignorancia e irreverencia a la voluntad de Dios. Ellos acusan al Creador de los males que existen, de la violencia, los desastres naturales, la injusticia, y así se lavan las manos sintiéndose dueños de la verdad.

Otro grupo se dedica a justificar sus pecados, auto limpiar sus conciencias haciéndose de la vista gorda con la Escritura y volteando la página cuando no les conviene, pensando y actuando en base a su propio criterio y no según como lo que está escrito.
Por otro lado, los hijos de Dios dan testimonio de Jesús, esto es a pesar que nunca lo han visto, pero que han experimentado el conocimiento directo y verdadero de la Palabra de vida. Por eso el Padre les llama “mis testigos”, porque ellos están dispuestos a declarar a favor de Jesús, con sus palabras y con sus obras buscando en todo tiempo exaltar a su Señor.

Cristo, quien es Dios, también lo expresó antes de ascender al cielo: “ustedes serán mis testigos”, dejando en claro la actitud que debe tomar un creyente, o sea la de alguien que solamente de testimonio de lo que Dios ha hecho en su vida y anuncie el evangelio, y no la que defienda contenciosamente doctrinas y organizaciones, pues entonces se tornaría en un “abogado”. Por algo, el Señor nos ha dado el ministerio de la reconciliación.
Por que la fe viene por el oír la palabra, y si no damos testimonio a la gente, ¿Cómo tendrán fe y glorificarán a Dios?

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